domingo, 12 de abril de 2015

LA DINASTÍA MALDITA



La condena aplicada por Felipe IV al último maestre del Temple, Jacques de Molay, sentencia la muerte de este, la del papa Clemente V que aprueba dicho castigo y la del caballero Guillermo de Nogaret al servicio del monarca y por tanto cómplice del veredicto, pero no solo los tres ejecutores son alcanzados por la maldición que Jacques de Molay proclama desde la hoguera antes de expirar el último aliento, sino que todos aquellos que escoltan o ambicionan el trono del monarca se ven amenazados por la condena. De esta forma, la vida de la joven Margarita de Borgoña queda señalada al ser obligada a casarse con el príncipe Louis, heredero a la corona, teniendo que renunciar a su gran pasión por Leoncio y a dos gemelos que nacen de esta unión. Tras verse privada del verdadero amor tiene que fingir que llega doncella al matrimonio, pero su carácter rebelde y soñador la lleva hasta los brazos del joven Felipe d'Aunay, esta decisión la conducirá al más degradante de los castigos y a su confinamiento en el castillo de Couches. Corren la misma suerte sus primas y cuñadas; Blanca de Navarra y Juana, la primera por dejarse embaucar por el frenesí de Margarita y la segunda por ser conocedora de unos hechos tan graves y callarlos.
La conjura altera también la afable vida de otras dos jóvenes ajenas a las intrigas palaciegas; Maria de Cressay que a través de su matrimonio con Guccio Di Mino Baglioni Tolomei es llamada a servir como nodriza en la corte, y la segunda esposa del rey Louis, Clemencia de Hungría, apartada de su hijo tras la muerte de su marido y más tarde recluida de por vida tras ser acusada injustamente por los usurpadores del trono.

Una novela entretenida que da una idea de las sucias argucias, liosas confabulaciones, arduas estrategias y traiciones que se dan entre los que ostenta el poder o quieren mantenerlo.

domingo, 5 de abril de 2015

VIAJE AL RENACIMIENTO

Alcaraz, Sabiote, Canena, Rus, Úbeda, Baeza y Baños de la Encina; todos ellos son pueblos que custodian una gran riqueza cultural digna de visitar y admirar.
En esta época del año el paisaje se pinta de color verde intenso adornado por un moteado multicolor que aportan las pequeñas flores del pasto. Alfombras de precoz cereal y un océano de olivos inundan la vista hasta los confines del horizonte. No se aprecia actividad en los campos, pero si en los pueblos y ciudades de los cuales emana un clamor anunciado por tambores y trompetas al paso de imágenes acompañadas por filas de nazarenos que desfilan con tranquilidad, devoción y respeto. 
Son fechas propicias para el descanso, para viajar, para salir en procesiones, para trabajar, cada uno vive la Semana Santa como mejor considera, de acuerdo a sus preferencias y posibilidades, y todas las opciones son válidas y respetables. 
Viajar hacia estos pueblos de Jaén desde Murcia pasando por la singular población de Alcaraz, nos permite apreciar la belleza del paisaje castellano-andaluz, la arquitectura típica de las pequeñas poblaciones bañadas por un sol de justicia y, por supuesto, las importantes obras monumentales que albergan estos sencillos lugares; palacios, pórticos, fachadas o torres de iglesias, la mayoría de estas se deben al gran escultor y arquitecto Andrés de Vandelvira (Alcaraz, Albacete, 1509 - Jaén, 1575) . Además de la visita obligada a las ciudades de Úbeda y Baeza declaradas Patrimonio de la Humanidad, en la ruta se pueden incluir otras pequeñas poblaciones con reconocidos y muy bien conservados edificios históricos, tal es el caso de Sabiote, con su impresionante castillo restaurado después de ser devastado por los franceses cuando estos invadieron España o el majestuoso castillo de Baños de la Encina, al cual se puede acceder previo pago de una entrada que se compra en la oficina de turismo. En el trayecto nos encontraremos con indicaciones de acceso a pequeñas y misteriosas ermitas que se encuentran perdidas en los montes aledaños, así llegamos a la ermita de la Virgen de la Encina o de la Virgen de Guadalupe, escondidas entre olivos, pinos y álamos esperando silenciosas la llegada de los romeros. Pero no solo de piedra edificada podemos deleitarnos en nuestro recorrido sino de otros vestigios de la historia como un tramo de la vía Augusta que todavía perdura en el paraje del Piélago cercano a la colina donde las ruinas del castillo de Giribaile se entregan voluntariamente a la volatilización, desde su cima se divisa el pantano del mismo nombre. En las inmediaciones del embalse, un oratorio de la época visigoda permanece oculto a la vista de excursionistas traviesos o depravados vándalos, por tanto es un privilegio poder visitarlo, tras hacer las indagaciones pertinentes, mostrando todo el respeto que se merece el monumento y el entorno. El Balneario de San Andrés en Canena o el hotel Paraje de La Lambra en Rus, son lugares que aportan un ambiente de tranquilidad y sosiego al finalizar las agotadoras jornadas de la vida de un turista, y para tomar un simple refrigerio o pernoctar son sitios con encanto que merece la pena visitar. 
Si el regreso a Murcia lo hacemos por Puente Génave, atravesaremos un tramo de la Sierra del Segura, pasando por poblaciones con gran encanto como La Puerta del Segura, Siles, Cotillas, Villaverde de Guadalimar, y así, entre frondosos pinares y pequeños huertos, llegamos a Riopar para hacer una parada y comprobar la desmedida masificación que soporta el entorno de los Chorros del Río Mundo y proseguir después el camino hasta Murcia. Esta es una de las muchas opciones que hay para hacer el viaje de regreso y seguramente todas tienen su atractivo.