Tranquila mamá, ya has pasado lo peor, has superado ese trance que desde joven veías como algo terrible e insalvable; la Muerte.
Estoy segura que ahora es cuando estás disfrutando de la Vida que te corresponde, estarás junto a tú marido y junto a tus padres, ya no los juzgas, ni a ellos ni a nosotros, ahora eres todo Calma y Felicidad, la que te mereces por todo el amor que te ha faltado y que no has sabido dar.
Perdóname por no haber podido comprenderte, ni haber podido ayudarte, mi corazón se acorazó hace mucho tiempo y mantuvo oculta la visión de tu sufrimiento físico y mental. Ahora ya es tarde pero lo veo y lo siento muchísimo. Nos dejas a tú hijo, nuestro hermano Anton, y te doy las gracias por ello, en él vamos a volcar todo lo que no hemos sabido darte a ti. No sufras por ello, tenía que ser así.
Por mi parte quedan perdonadas todas las carencias de amor que no se han manifestado por desconocimiento, también se que estaban ahí aunque no se vieran.
Gracias por darme la vida y hacerme crecer en Cuerpo y Alma.
Ahora soy yo la que te pide ayuda desde aquí abajo, espero que estés siempre con nosotros allá donde quiera que estés y que nos des mucha Fuerza. Da un fuerte abrazo a papá y a la abuela y diles que les echamos mucho de menos.
Descansa en Paz Preciosa Alma.
